Hola Mel,
me acabo de terminar de leer una novela que te recomiendo con muchas ganas. Es del género de ciencia-ficción, pero es de las buenas. Una historia tremendamente humana, que huye adrede de los enredos mecánicos, las marañas tecnológicas y las inexactitudes científicas. Se lee de un tirón, porque tiene una redacción sencilla y clara, y el argumento transcurre en una sola línea temporal, sin saltos en el tiempo, ni elipsis confusas. Su autora nos es nada amiga de las descripciones grandilocuentes, ni pretende que entendamos en todo momento lo que pasa en la novela. Nos cuenta los hechos, a veces sólo con un tosco brochazo de pintura, dejando libre al lector para que imagine el puntillismo delicado que se forma en la imagen de la historia que hay detrás. La obra tiene bastante acción, aunque hay pocos disparos. Tiene muchos diálogos naturales, verdaderamente reales, de esos que si lo piensas podrías haber tenido tú mismo en tu vida. Hay personajes que piensan (se piensa mucho en esta novela), pero no se recrean en ideas alejadas de nuestra realidad humana: tienen pensamiento de seres humanos, sensibles, auténticos. Aquí es donde se nota que la autora, una joven periodista madrileña que vive en Getafe, con su marido y sus dos hijos, ha plasmado mucho de su vida y de su forma de verla, en los pensamientos y acciones de sus personajes.
Hay personajes buenos y malos; también malos que parecen buenos y buenos que parecen malos. Pero lo mejor es que hay científicos, militares, civiles, soldados, ejércitos completos, padres, hijos... Hay democracia, pero también tiranos, de los que mueven una mano y acaban con centenares de vidas. El argumento tiene romance, sin caer en el pastiche; sexo explicito, sin ser sucia; guerras, sin ser un shut'em up; viajes por el espacio, pero de esos que se demoran una década, en lugar de un pestañeo; planetas vistos desde planos cortos; ciudades que todos hemos imaginado; desiertos donde la vida es imposible; pero también hay naves, grandes y pequeñas, armas que no solo matan y robots. ¡Qué robots! De esos que superan los conceptos tecnológicos y se enmarcan bajo el umbral del misticismo, donde las leyes de Asimov se quedan cortas para intentar entender la lógica que los mueve, bajo una piel humana. Una fórmula creativa que sólo los grandes autores del universo de la ciencia-ficción han sabido manejar con maestría. Hay muerte, pero también mucha vida. Mucha vida artificial y muchas vidas humanas y un nombre jamás revelado. Lo mejor que ha conseguido la autora es dibujar un futuro imaginado del que seguramente estamos viviendo hoy su arranque.
La novela se titula 'Galatea' y te voy a pasar el nombre de la autora, para que vayas corriendo a comprártela. Se llama Melisa Tuya... ¡Coño, eres tú! ¡Mierda! Ya te la habrás leído, entonces. Bueno, no te la compres y espera a la segunda parte, que será increíble. Un beso enorme.Y sí, es un amigo. Y sí, me quiere igual que yo a él. Pero también es un lector con criterio de ciencia ficción y, precisamente por que hay confianza, sé que si no le hubiera gustado no habría escrito ésto. Solo porque mis amigos disfruten con lo que invento, juro que ha merecido la pena escribirla y seguir escribiendo.
Morea, estoy deseando añadir tu ilustración a este post...
No hay comentarios:
Publicar un comentario